¿Debería regalarte una flor?
¿Una muestra de mi amor?
¿O dedicarte una canción?
¿O regalarte un sueño,
una visión, un Dios?
¿Qué podría ser digno
de tu magnificente sonrisa?
¿Una rosa, de oro azulado?
¿Una camelia, de plata labrada?
Ni los mejores versos
Ni los mejores duetos
Ni tan siquiera los grandes genios
Igualan tu risa divina
Aquella luz en las sombras
Que me alumbra y me guía
Y yo, a ti me entrego
Como la noche a la luna, que adora.
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