lunes, 29 de junio de 2009

Diario de un Moribundo VI

Lunes 08 / 12 / 08; 1:14 hrs:

Nadie podría haber predicho lo mucho que me afectaron sus palabras. De hecho, nadie lo sabe. Solo se que la tristeza recorre mis venas y que lo único que deseo es romper a llorar. Pero las firmes cadenas que mantienen a mi corazón rígido y protegido del peligroso exterior, ahora me atacan, dejándome insensible, dejando toda esa pena atrapada en mi interior.

Para ellos son solo unas pocas bromas, pero es un tema que a mi de verdad me hiere, nunca me ha gustado esto de las emociones, y que te ataquen por tu lado más débil, se siente realmente mal.

De algún modo, saqué fuerzas para salir, a pesar de todo lo que pudiesen decirme. Sin importar si las cosas salían mal, solo con una cosa en mente, ganarle a la vida, antes de que esta me gane a mí.

Parece ser que funcionó, a medias. Al menos ya se, que cuando vuelva a casa, siempre tendré alguien con quien hablar, alguien que me entiende, o al menos lo intenta. Lo más divertido es que no vive en mi casa, se halla del otro lado del monitor.

Jueves 11 / 12 / 08; 21:19 hrs:

La ira… Sentimiento que encadena el corazón y no le permite ser feliz ni olvidar. Mucha gente confunde la ira con el enfado o enojo… pero es algo totalmente distinto. Una vez escuche un ejemplo muy bueno que esclarece la diferencia: “Enojo es cuando a un niño se le rompe un juguete, este grita, patalea y después de su castigo, pide perdón por armar tanto escándalo. Ira es cuando el mismo niño, al ver que se le rompió su juguete, lo toma y lo tira por cualquier parte, le grita a sus padres y golpea todo lo que puede, y luego de su castigo, mira con odio a sus padres…”

Lamentablemente, se presenta muy frecuentemente en mi persona. Hay gente que la libera y sana… yo retengo… y se acumula, llegando un punto en el que no puedo mantenerlo más y exploto, un deseo irracional se apodera de mi y recupero la conciencia cuando ya se acalla mi ánimo, siendo conciente recién en ese momento de lo que he hecho, pero sin la mas mínima gota de arrepentimiento, porque ellos tampoco la sienten, y porque ellas simplemente apartan la vista.

“Ellos” y “Ellas”… mi continuo tormento, son yo, y yo soy ellos. Todo ocurrió por accidente, un mero juego infantil, y termino siendo mi maldición.

Cuando uno quiere algo con mucha fuerza, debe dar algo a cambio para que pase. Si uno quiere un computador nuevo, tiene que trabajar para conseguirlo. Yo quise saber más… inútilmente quería saberlo todo… para tratar de liberar mi mente, intente liberarme de mis emociones, y el resultado fue desastroso.

En un comienzo funciono, solo sentía cuando era necesario. Guardaba todos mis enfados, toda mi tristeza, y los ignoraba. Pensé mucho, entendí mucho…

Pero algo no andaba bien, comencé a escucharlos a ellos y a conversar con ellas. Conmigo… fui mi primer amigo y mi primera compañera… solo estaba yo, y todo el mundo a mis pies.

Pero ya sabía que no podía ser así, toda historia tiene un final feliz y uno triste, me tocó el segundo…