martes, 1 de noviembre de 2011

Bucle

...Bucle...

El blanquecino paso del tiempo sobre su cabeza era un cruel recordatorio para aquella criatura frente al espejo. Le recordaba momentos pretéritos donde todo era más sencillo y lleno de promesas e ilusiones. Sin embargo, la vida ya lo había despojado de colores y matices. Sólo quedaba algo que resaltaba sobre la monotonía gris de la oficina que pronto lo jubilaría, sólo un cosa que no se deshacía con la lluvia, que no se quemaba por el sol ni tenía al menos dos remiendas: un cinturón de cuero. Gastado con el uso, es verdad pero que seguía tan negro y pulcro como aquel día, hace tantos años, cuando lo desabrochó en el baño de un aeropuerto en Brazil, para entregarse a una garotiña que le ofrecería luego cambiarlo por uno más nuevo, pero que rechazaría aludiendo a la aventura que vivió con él cuando se perdió en Nueva York y tomó la maleta equivocada, y quedó en la calle con sólo una camisa, unos vaqueros y ese cinturón de cuero que se había comprado en México por apenas unos pesos luego de emborrachar a otro viajero de buena facha y pocas luces. El mismo que lo encontraría después, en su departamento en Berlín, colgado de las vigas en el baño, con el mismo cinturón de cuero negro que reyó perdido ese verano de 1983.

viernes, 21 de octubre de 2011

Estupor



...Estupor...

“Tan sólo déjenme dormir un poco.

Así, quizás cuando despierte descubra

que todo es un sueño”

Camila Matulic

Pasada esa hora donde la mente se va a dormir, sin importarle lo que el cuerpo esté haciendo, es cuando en realidad el alma se escapa, ya no tan furtivamente, y se plasma en el objeto más cercano. Porque es en las horas insomnes, de los momentos curiosos, donde tenemos las ideas más descabelladas y desconcertantes. Es en esos instantes de estupor, que yo me pregunto... Y me pregunto con admiración, no porque sea digno de alabanza, sino porque me veo incapacitado para responder a mi propia interrogante, cuyo objeto de estudio es, a su vez, mi propia esencia.

Y es tan sólo que... quiero sentirme querido. Y quiero sentirme querido con tanta intensidad, que la realidad se tuerce y se deforma: Se altera. Pero esa anomalía no es capaz de llegar hasta la figura que ocupa mi mente. ¿Debería, sencillamente, olvidarme de ella y seguir hacia adelante, hacia los muchos brazos que se me ofrecen, o resistir hasta el final por un camino sin salida?

Creo yo más loable proseguir por las penurias de un único camino. Pero la cobardía y la practicidad son a menudo confundidas con acciones dignas de alabanza. Porque es mucho más sencillo tomar un camino único, que tener que decidir una y mil veces en cada empalme, en cada cruce de caminos.

Pero yo sueño. Y sueño despierto. Y sueño que duermo soñando despierto.

Morfeo rehúye mi persona, y me priva de la mundana satisfacción del descanso. Y es que pido demasiado... es que entrego a otros lo que yo mismo anhelo, sin jamás recibir en digno equilibrio.

Pero la vida no es una balanza, es una ruleta, porque tú colocas las fichas en la mesa, y rezas para poder obtener algo a cambio.

Las probabilidades son pocas.

Extraño unos labios que se posen sobre los míos con ternura, que me miren unos ojos intensos, sin que el pudor los obligue a apartarse, sino que se mantengan firmes, chispeantes. Quisiera no poder ver el dolor de las personas reflejado en el trozo de alma que asoma por sus pupilas.

Pero mi maldición es preocuparme por el mal de los otros, y lamentarme eternamente por mis propios problemas, como la piedra que siempre ha de rodarse colina arriba. Incluso cuando la gente a mi alrededor me apoya, la duda sólo se acrecienta.

Sólo quisiera poder despertar. Para poder dormir.

Para poder soñar

Lamia



...Lamia...

¿Saben? Nunca pensé que terminaría así... Que tendría que comparecer frente a ustedes, infieles... mortales. Pero aquí estoy, rebajándome a su nivel. Y nada más porque quiero dejar una semilla de mi pensamiento en este mundo en decadencia.

Porque en realidad, no me arrepiento. Si pudiera, los degollaría a todos aquí mismo, y dejaría que su sangre pecaminosa escurriera entre mis dedos. Y bebería con eterno regocijo de la manera más grotesca posible, sólo para que sus almas se retorcieran de espanto. Pero claro, no puedo. La tea de Thanatos se ha apagado para mi, y ya lo único que me queda es mi voz, para corromper a la juventud.

Juzgadme, si así lo consideran correcto, pero no doblegaran mi voluntad. ¿Y qué con unos cuantos cuerpos? ¿Y qué con unos cuantos cuellos? ¿Son acaso ustedes mejores que la bestia que afirman ver en mí?

¿¡Que has dicho!? ¡Sí, tú! ¿¡Hijo del diablo!? ¡No más diabólico que el que te dio la vida! ¿Qué ven de malo en mí?

Soy una criatura de la noche, bien lo sé, que mata para sobrevivir. Pero si eso es tan malo... ¿Por qué se me dio vida en primer lugar? ¿O es Hamlet el único autorizado a dudar de su existencia?

Por favor Cerberus... Sólo unos minutos más... Te lo imploro de rodillas. Sólo déjame decir, que me arrepiento de no haber matado más, de no haber visto antes en la inmortalidad el castigo divino que en realidad conlleva... de no haber intentado acabar antes con la muerte en vida que es la vida sin la muerte...

jueves, 6 de octubre de 2011

Osculo (alternativo)

...ósculo...

El penetrante hedor azufrado me produce nauseas, y me hace recapacitar sobre lo que se me plantea casi a la ligera. Y es que se plantea ante mi el más tentador de los ofrecimientos demoniacos. Y no es un temor piadoso, ni una moral íntegra, lo que me hace dudar frente al acuerdo, sino el hecho de que coloque mis dos deseos más íntimos y primordiales de frente, y me ofrezca uno a cambio del otro. Creo que ni aunque me cobrara mi alma, no habría logrado hacerme dudar tanto como, sin embargo, lo hago ahora.

La sonrisa macabra en su rostro animalesco muestra cuanto disfruta verme así. Sentado en su trono de llamas y calaveras, el rey del Tártaro observa. Mientras, su sirvienta, un truculento demonio capaz de transformarse a voluntad en una deslumbrante doncella, continua azuzándome para que tome pronto una decisión.

No hay truco. No hay engaño. Y disfruta aún más porque me sabe consiente de esto. Sabe que en mi mente y mi corazón, tengo claro que en realidad solo está aprovechándose de una bifurcación natural del destino para burlarse de mi.

De un lado, mi propio reflejo me sonríe, con un cuerpo completamente desnudo, con un intrincado diseño de runas tatuado sobre la piel. Con una figura de cuatro aspas sobre el ojo izquierdo, y una única línea perpendicular sobre el derecho. Eso es el poder. El poder que tanto anhelo…

Del otro lado, un vulgar mamífero de felpa, de un rosa pálido, casi diluido por el tiempo. Otro símbolo. Un cariño intenso, y no pasajero. Que el tiempo destiñe y destiñe, sin poder jamás privarlo de su color.

¿Por qué se empeña tanto el corazón en hacer sufrir a la mente?

Decidí sellar el contrato antes de volver a dudar. Asentí con la cabeza, mientras se acercaba a mi aquel ser del inframundo, a firmar de la única manera válida en el plano astral…

… Y entonces sentí un beso. Un beso que no era tuyo, ni de nadie en particular, y sin embargo, lo era todo. Una extravagante sinfonía de textura y caricias, que quizás iba un poco más allá de la moral.

Abrí los ojos, y no estabas. Sólo un pliego de las sábanas, unos finos labios de seda pegados a los míos, me hacían compañía en mi fría habitación.

Mis ojos se derraman sobre mi lecho, y siento como el monstruo del deseo arde en mi pecho. El ansia de obtener rápidamente lo que se ha pedido. Pero sé que para ello falta aún mucho tiempo, y por eso lloro.

Lloro porque lo tuve, y lo perdí. Lloro porque lo quiero, y se rehúsa a confiar en mí. Lloro porque el amor que siento en ti se siente cada vez más frio, y a la vez, con más ansias de arder. Lloro porque me gustaría poder llorar contigo, cuando lo único que hago es dejarme llevar por tu sonrisa, la misma que me ató a ti por primera vez. La misma que veo cada vez que cierro los ojos, que miro una foto, que no le grito a alguien, sino que le tengo paciencia. La misma que vela mis noches, en la forma de un ángel de alas negras.

Sufro porque cuando te amaba, te deseaba, y ahora que te amo más, el deseo es secundario contra el simple saber que aún hay algo dentro de tu pecho que me pide que le hable, que me abra y le llore mis penas, que me dice que quiere reír mis risas.

Sé que escogí, y escogí mal esa vez. Pensé, y dudé, y sufría también. Porque aún recuerdo que yo luché hasta el final por estar a tu lado, y te sentía cada vez más lejana. Y me parte el alma saber que cada paso que doy, me aleja dos más al final.

Pero no es menos cierto que uno solo conserva lo que no amarra.

Y no me preguntes entonces como llegamos aquí. No me preguntes porqué sufro cuando incluso finges enfadarte conmigo. Solo déjame ser feliz, sintiendo esos labios que sí son tuyos, viendo como la sobra de mi reflejo se pierde detrás de la decolorada felpa por la que daría mi alma...

lunes, 3 de octubre de 2011

Ósculo

...ósculo...

… Y entonces sentí un beso. Un beso que no era tuyo, ni de nadie en particular, y sin embargo, lo era todo. Una armoniosa sinfonía de textura y caricias, con el viento como instrumento que marcaba el tempo. El césped trepidaba ligeramente, haciéndonos reverencias, mientras veíamos una cortina de agua a lo lejos.

Abrí los ojos, y ya no estabas. Sólo un pliego de las sábanas, unos finos labios de seda pegados a los míos, me hacían compañía en mi fría habitación. No tanto por la temperatura, sino más bien por la sensación de no-pertenencia a ese lugar.

El sonido acompasado de las manecillas del reloj mecánico, ruidoso como él solo, legado al olvido en el comedor, me acompañó en mi vigilia.

Dos días más tarde, la vida tenía para mí el mismo sabor de todos los días. Aunque, siendo un poco más sincero conmigo mismo, ahora tenía un gustillo amargo, dejado por la compra del traje que marcaría el fin de una vida, para dar pie a un periodo no muy definido de discordia y caos, que no eran sino el dintel de la puerta a la nueva vida. Pero estoy desvariando de nuevo. El hecho concreto era que sabía la proximidad inminente de la gala, y que aún no disponía de la compañía requerida, no con certeza absoluta.

Sabía a quien correspondían los labios que todas las noches se formaban en mi cama, y que se convertían, cual gárgola, en tela al despuntar el alba.

El temor al despecho, o más bien al natural decaimiento del cariño, me impedía realizar la tan anhelada llamada, que esa tarde, esperando por la bastilla, me atreví a realizar.

El tono Sonó… Sonó… y Sonó…

_____________________________

No sé como pasó, pero ahora que tenía el cuerpo sobre el césped, con la calidez del sol cayendo sobre su cabello mientras ella veía hacia el horizonte, fingiendo un enfado que en realidad no sentía, y yo aún sintiendo reverberar un “Sí” en mis oídos, y unos labios que eran los suyos.

martes, 27 de septiembre de 2011

Dulzor

...Dulzor...

Desperté, herido por el resplandor del paisaje. No sentía el frío, ni la soledad. Sólo podía pensar en los pequeños destellos rojos entre la nieve. Todo parecía tan irreal, como en un sueño –Pero no es un sueño- me seguía diciendo –un sueño no puede doler así-

El aroma dulce lo cubrió todo, y la nieve se convirtió en minúsculas pelusas de sabor.

Antes de darme cuenta, estaba atrapado en una feroz tormenta. Todo giraba a mí alrededor, haciendo perder nuevamente el conocimiento.

-Señor, aquí tiene su malteada-

La voz monocorde de la vendedora lo sacó de ese mundo de fantasía donde él era un hombre, y vestía de terno y corbata. Pero nunca duraba mucho tiempo.

Me perdí en un bosque esmeralda. La luna brillaba de un negro resplandeciente contra el cielo crepuscular, de un tono verdoso, donde a esas horas las estrellas titilaban como pequeños filamentos de oscuridad, dirigiéndose inequívocamente hacia el astro central.

De pronto, una voz omnipresente habló, rozándome como las sábanas de satén blanco en la que sueño con ser hombre, junto a otra ánima, que soñaba con ser mujer.

-¿Cómo está?

-¿Ah?

-La malteada ¿Cómo está?

-No lo sé…

Una sonrisa se burló de su inocencia y él se sintió llevar por un mundo de infinitas posibilidades que el sabor de sus besos, sobre la frutilla y la crema, podía generar. Pronto se vio flotando en un río dorado, viscoso, pero reconfortante.

Lo había olvidado por completo, pero ahora volvía a sentirme en mi propio mundo.

Despertó, herido por un sabor más fuerte que los demás. Se levantó a duras penas y corrió a vomitar. No fue tanto por el sabor, sino más bien por su propia frustración de despertar y darse cuenta que no estaba tan vivo como lo había estado estando muerto.

Tres años en coma, dos días en observación tras el suceso, y una hora desangrándose en el loby.

Murió con un sabor amargo en el paladar, y uno dulce en su imaginación.

Su ex-esposa no fue al funeral. Compró una malteada, y dejó que sus ojos verdes lloraran sus penas sobre la crema, con trozos de frutilla, espolvoreada con azúcar.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Insomnia



...Insomnia...

Historia de cómo perdí a mi musa,

Y las penurias que le sucedieron.

Van ya casi ocho meses desde que no sentía esta poderosa sensación de tener que expresar algo, de tener que vomitar información, de tener que narrarle a alguien lo que pasa por la infinitud de mundos en mi cabeza. Recuerdo con claridad la última vez. Fue en enero, cuando por fin logre deshacerme del duende que se comía mis neuronas.

Aún no logro que me perdone, pero yo sé que mi querida Elisa sigue observando, cuidándome aunque yo ya no pueda verla. Anhelo desesperadamente sus tibios brazos, su mirada fría e indolente, pero cargada de cariño. Extraño los abrazos de sus magníficas alas negras… Pero cuando uno hace enfadar a su musa, es muy difícil convencerla de que vuelva.

Si, me habían dicho que de tanto en tanto es difícil seguir mi línea de pensamiento. Bueno, trataré de depurarla un poco.

Hace siete meses, 3 días y unas cuantas horas –sí, lo seguiré repitiendo- me percaté concretamente de que Ella ya no estaba a mi lado. Pensaba que simplemente se había dado un respiro de mí, pero resulta que cuando la buscaba, cuando la llamaba, ya no acudía. Me preocupe. Luego, le di un poco menos de importancia. Para terminar con un brote de pánico absoluto hace algunos días, motivo por el cual escribo ahora, para dar a conocer la historia de cómo las historias abandonaron mi imaginación. Esta es la historia de cómo un escritor perdió su creatividad y musa, y de cómo trata de recuperarla.

Los hechos comenzaron a sucederse a partir de 14 meses atrás. Pero para que entiendan de verdad la historia que yo y Elisa compartimos, es necesario remontarse mucho más tiempo. Hace casi nueve años, cuando un pequeño niño, y el vació existencial dejado por su abuela al fallecer se fue llenando lentamente con una figura maternal idealizada, que no tenía ninguna relación con la persona que ostentaba el cargo.

Fue por ese periodo, quizás desde un poco antes, que las letras comenzaban a fascinar al muchacho, quien por ese entonces le procuraba rudimentarias cartas de amor a una muchacha un año mayor que él que vivía a la vuelta de su casa. Ya por ese entonces, se sabía diferente del promedio de la juventud. Una sinestesia insipiente comenzaba a colarse en su inconsciencia, brindándole una perspectiva de mundo considerablemente diferente de la usual.

No pasó mucho tiempo hasta que sus imaginaciones se volvieron completamente reales para él. No en el sentido esquizoide de la palabra, sino más bien en un sentido de realidad expresionista, una búsqueda de la verdad trascendental. Pero para él, aquello que podía crear con su mente era real, aunque fuera por unos segundos. Yo mismo soy una de sus invención.

Palacios repletos de sirvientes, que adoraban a un rey, que a su vez adoraba a su reina. Pero esta sólo quería huir. Pequeños niños perdidos en un castillo que daba a un jardín que daba a otros mundos. Historias sobre historias que se contaban en noche de brujas. Fantasmas. Duendes. Monstruos, con y sin corbata. Nada escapaba a su ávida imaginación, y todo quedaba allí, aprisionado en una cavidad demasiado pequeña para retenerlo todo.

Allí comenzó de verdad a escribir. Y con ello, inevitablemente, comenzó a crear nuevas formas de su ser. La inocencia se dividió inicialmente en 9 trozos: niñez, juventud, deseo, cariño, ira, sabiduría, carisma, paciencia y fe.

No todas lograron sobrevivir la escisión. Pero quienes lo hicieron encendieron la chispa de la pluma.

Escribir es como mirar al sol. Al principio tienes dudas. Después, no puedes parar, sino hasta que el dolor te supera. Y es que escribir duele, porque te arranca un pedazo de tu alma, y lo multiplica. Trozos que quedaron relegados a la memoria de un infante y, quizás, sólo quizás, a su confidente.

Creció el niño, y conoció personas que lo ayudaron en su travesía. Que le enseñaron la diferencia entre el punto, y el punto con cola. Entre el punto solito, y acompañado.

¿Cómo iba a saber él que su mayor desafío sería cuando quisiera dar forma a su imaginación, como algo tangible y asequible?

Fue una mañana fría, en la capilla del colegio. Todos estaban rezando, y él se sentía sólo. Había discutido con su madre. En la oración, habían pedido por los fallecidos, y el recuerdo de su abuela lo abofeteó. Cerró los ojos, y le pidió, no a Dios, sino a la figura que en su imaginación –realidad- lo representaba, que le enviara alguien para no sentirse más así. Unos brazos entonces le rodearon el cuello desde la banca vacía a su espalda. Vio las largas alas, blancas por el brillo, tornarse un negro lustroso, y escuchó su voz por primera vez, susurrándole su nombre. Elisa.

En cuanto pronunció esta sencilla palabra, todo se aclaró para él. De donde venía, por que se llamaba así, sus alas, su voz, su vida. Todo revelado ante él, dejándole sólo una opción al respecto: escribir.

Así, hace cinco años, un muchacho de más o menos 12 años abrazó a su musa divina, y comenzó una travesía en su fuero interno.

No fue sino hasta tres años después que conoció un obstáculo para este fragmento incuestionable de sí mismo. Dentro de ese tiempo, el muchacho –ya no niño, nunca más- comenzó a enamorarse secretamente de su inspiración, y la insomnia sempiterna ya no le molestaba. Ahora tenía alguien con quien compartirla.

Pero conoció a una muchacha, gracias a los frutos de la fecundidad de la feliz pareja. Una narración particular atrajo la atención de alguien, que llevó al escritor amateur a buscar el origen del comentario, dando en su camino con otro aspirante a novelista. Una muchacha que durante mucho tiempo batalló contra la diosa de la creatividad, por el estelar en su corazón. Y si la joven se sentía constantemente desplazada, sus razones tenía, y no estaba tampoco tan lejos de la realidad.

El tiempo demostró que ella no era la indicada. ¿Pero cuando hemos aprendido a hacerle caso al tiempo?

Una onda depresión desestabilizo el delicado equilibrio entre las partes que componían las caretas del muchacho. La quimera resulto sumamente fecunda.

Elisa, siempre alerta, hizo hasta lo imposible por mantenerlo a flote. Y lo logró a duras penas.

Entro en juego entonces una muchacha que potenció la capacidad inductiva de la musa. Una joven que hacía brotar bellos versos de plata carmesí de los labios del juglar. Hermoso opiáceo personificado.

El síndrome de dependencia es más agudo mientras más fuerte sea el psicotrópico, y mientras más prolongado y frecuente haya sido su uso.

Basta con decir que sufrió con la perdida.

Lo que vino fue un proceso compensatorio, donde el blanco fue un ser que fuese capaz de restablecer la seguridad de alguien que se creía incapaz de encantar, incapaz de mantener, incapaz de dialogar y de imponer. Y el peor error de su vida fue intentar forzarla a Ella a que lo ayudase.

Ahí, hace catorce meses, Elisa decidió que su presencia no era requerida, y se marchó. Desde entonces, no han salido sino esporádicas verborreas de mi mano. Porque después de deshacerme del peso de conciencia que implicaba utilizar a alguien, el muchacho mutó en lo que finalmente se sienta ahora, contándoles como una serie de más de quince personas llora la pérdida de la única mujer que ha sido madre, hermana, amante e hija.

Ahora la veo, a mi lado, sonriente, con la mano en alto. El dolor en mi rostro sugiere que ya recorrió su trayectoria, y el escozor en mi cara sugiere que recibí mi merecido. Ahora se sienta conmigo, toma mi mano, y comienza a teclear, lentamente, la historia de cómo perdí a mi musa, y de las penurias que le sucedieron.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Requiem



...requiem...

“La flor es la poesía de la reproducción.

Es un ejemplo de la eterna seducción de la vida.”

-Jean Giraudoux

Aquel preciado momento de eternidad se rompió en cuanto comenzaron a aflorar los recuerdos. Ya no podía seguir pensando que sería un nuevo inicio, desde cero. Una simple frase, una imagen, un lugar, la situación… todo convergiendo para dar lugar al pasadizo dimensional que traería de vuelta a su mente aquel día donde ambos presenciaron el inicio –el nacimiento- de ese lugar.

¿No te parece increíble como un simple edificio, un museo, puede evocar la perdida sensación de estar con alguien?

Caminaron aún mucho rato más, mientras la semilla de la duda crecía en sus corazones. No era una sensación desagradable, para nada. En cierta forma, y el muchacho lo sentía, el tener esa duda significaba que algo allí no había muerto y los reconfortaba, mas ninguno de ellos quería actuar primero por miedo a la posibilidad del rechazo.

No bien llegaron a un punto de no retorno, se sentaron, y dejaron que el tiempo trabajase por su cuenta, nublándoles el juicio, provocándolos para actuar de forma ligeramente más osada que otro.

Sus labios se encontraron, casi por casualidad, llenándoles el estómago de arrullos incontenibles. Todo era perfecto. El mundo parecía que fuese a terminar en cuanto ellos lo hicieran, y decidieron hacerle un favor al mundo, y no parar. Continuaron compartiendo su esencia, el efluvio de su alma, durante casi una hora.

Finalmente, decidieron darse un respiro y comenzaron a caminar.

Llegaron hasta un cuarto vacío, y comenzaron a desvestirse, muy lentamente. Primero la parte superior, después la inferior. Cuando ya no había nada más sobre sus pieles, comenzaron a quitarse eso también. Y lo que había después. Y después. Y después. Hasta quedar convertidos en un par de ojos chispeantes, que se miraban, creando aquel preciado momento de eternidad, el mismo que se rompió en cuanto comenzaron a aflorar los recuerdos. Ya no podía seguir…

miércoles, 31 de agosto de 2011

Zircón

...Zircón...

La mirada de la muchacha se posó sobre el joven que dormitaba tranquilamente sobre su cama. El pasto de la habitación se mecía con el viento que penetraba por la ventana cerrada. Un aroma a ópalo recién sesgado llenó la estancia. El agua caía lentamente hacia el cielo, llevándose consigo de vez en cuando una flor, creando una hermosa cortina de camelias entrelazadas.

El joven se incorporó, viendo sin ver, con los ojos bien cerrados. Saboreando cada rincón del espacio. Hacía mucho que no podía sentir el suave roce del silencio. Caminó hacia la muchacha, y se dejó perder en el vacío.

El terciopelo dio de lleno con sus labios, dejándolo sumido en una fuerte dosis de mezcalina.

Se dejó guiar hasta las faldas de la muchacha y, de pronto, todo se apagó. Mas era una oscuridad que nada tenía de aterradora, era simplemente un poco de descanso, uno que hacía mucho no tenía.

El joven se incorporó, viendo sin ver, con los ojos bien cerrados. Saboreando cada rincón del espacio. Hacía mucho que no podía sentir el suave roce del silencio.

Se desperezó, y se levantó cinco minutos antes de que sonara su reloj, con sólo una imagen fugaz en su mente: un zircón incrustado en una elipse inoxidable de acero.

Hacía mucho que no dormía como hoy.


viernes, 12 de agosto de 2011

Jorougumo

...Jorougumo...

“lúgubre tela,

Cazadora furtiva,

Dejadme salir”

Se acercó hacia mí, sin prisa alguna. Me tenía entre sus redes. -¡Cómo desearía que fuese en sentido figurado!-

Me acarició con sus largas garras carmesí –a la francesa- y me besó.

Entonces sentí su corazón sincronizado con el mío.

Nada. Ningún latido...

domingo, 31 de julio de 2011

Hell


...Hell...

Run

...

Los hombres muertos no hablan. Esa es la realidad.

¿Cómo llegué aquí? No lo sé, tampoco importa. Sólo tengo que correr.

-¡Correr, correr correr corercorrercorrer!!-

-¡Prisionero A-7390 se le ordena detenerse ahora mismo!

-¡CORRERCORRERCORRER!

-¡Deténgase o abriremos fuego!

Risas. Las escucho. Puedo escuchar sus risas. Se están burlando de mi por ser tan lento. Ya verán. ¡Los alcanzaré! ¡Me escuchan!

-¡¡LOS ALCANZARÉ!!

-¡Fuego!

¿Eh? Mis piernas me duelen. Mis brazos. Mi cabeza...

-¡AAAAAAAAA...!

¿Dónde estoy? Esta oscuro no veo nada deberían estar aquí en alguna parte por que no puedo verlos ya los alcancé déjeme verlos no sean malos conmigo ¡no me hagas esto! MUESTRENSE yo se que están ahí los escucho correr estánESTANestanESTANestanEsTaNeStAn yo los vi déjenme decirles lo que vengo a decirles no se escapen vamos ya los alcance no sigan corriendo paren yo quiero ir con ustedes déjenme ir con ustedes déjenme...

¡Déjenme morir!

-¿Por qué...?

-Bienvenido, Prisionero A-7390.

Odio estas luces deja que me levante DESATAME

-¿Por qué no me dejan alcanzarlos...?

-Porque aún tienes un trabajo importante que hacer aquí.

-¿Cuál...?

-...

-¡RESPONDE!

¿Qué? ¿Por qué lloras...?Oye mírame cuando te hablo MIRAME

-Llevenselo

¡No!

-¿Qué hacemos con él?

-Lo que quieran... me cansé de tratar de alcanzarlo...

¿Alcanzar...me?

Die

...

miércoles, 15 de junio de 2011

Good Nigth's Tale



...Good Night’s tale...

“La naturaleza no es como un mecanismo de relojería.

Un reloj sin terminar no funciona.”

- John D. Barrow.

Muchas lunas atrás, antes del invierno de mis memorias, una bella aparición se manifestó en mi vida. Doncella de las aguas, júbilo encarnado.

Manos finas y graciosas me aferraron. Me salvaron del lago opresor de apatía y discordia. Me ayudó a ver el mundo a través de sus ojos cristalinos. Me meció en el mancebo oleaje de sus cabellos.

Virgen sagrada, de recóndito altar, a quien yo, pecador, me advoco esperando redención. Esperando alcanzar el cielo sagrado de tus aguas. Vivir bajo un manto de luz, de hebras tan finas que escurren entre los dedos de una mano, formando pelusas que reflejan una corona de siete colores sobre tu rostro.

Reflejaste mi vida en tu corazón, y me devolviste una imagen diferente. Me permitiste ver lo que hay tras la cubierta de tierra, hasta el acuífero interior. Llenaste el vacío pétreo de mi pecho con el efluvio cálido de tu querer.

Fuiste tú, Náyade que mora en las lagunas de mi conciencia, quien me conoció por entero, por como soy de verdad. Solo a vos os he dedicado lo más preciado que me fue encomendado guardar en vida: mi arte, mi vida. Sólo tú sacas de mi la letra ingénita, que de otro modo fenecería, triste y sombría, por falta de una musa, de inspiración divina.

Si bien el tiempo nos separó, que la timidez pudo más que nosotros, que volviste a las profundidades de las aguas superficiales, y yo a la superficie de la profunda soledad; Henos aquí de nuevo.

Porque hay algo más allá de las aguas. Hay algo más sólido que el líquido del querer mismo.

Porque la luz siempre se ve desde el fondo de los pozos. Sólo hay que ser capaz de aferrarse a ella.

domingo, 29 de mayo de 2011

Geometría



...Geometría...

Tim, simplemente, no creía que el mundo era redondo.

Quería creer que era cuadrado

Para que la gente no se cayera

para que la gente no se perdiera

Para no tener que...

olvídenlo...

El mundo es cóncavo...

domingo, 1 de mayo de 2011

Spider-woman





Me enredas cada vez más en tus hebras de seda, bañadas en un potente adhesivo; sumiendome en la desesperación de la mosca que ve avanzar a su predador, y que se sabe muerta, y que se aferra a la salvación de su esencia, pero que observa a su victimario rondarlo, sin aercarse, prolongando su sufrimiento...

lunes, 18 de abril de 2011

Can'-Ka no Rey



Note:
Can'-Ka No Rey: the red fields of none, where the Dark Tower lies.


...Can’-ka no rey...

¡Qué feliz aquel que puede observar a las flores! ¡Aquél que puede verlas brotar, regarlas con su mirada y su caricia! ¡Ver como aparecen aquellas insinuantes –y a la vez, temibles- curvas, que darán lugar a una impetuosa barrera defensiva!

¡Qué no daría yo por admirar cómo los pétalos coronan “tan graciosa belleza”, por ver el sagrado camposanto que rodea la torre universal!

Pero estoy yo atrapado en la casa del jardinero, viendo crecer a los segadores del mundo. Veo como son criados en medio de la ignorancia, como puercos en un corral, todos apiñados, sucios y violentos. ¿Cómo podrían ellos detenerse a admirar la belleza etérea de los botones por sobre su agradable sabor?

¡No! ¡Monstruos destructores! ¡Parásitos Virulentos!

¡¿POR QUÉ NO PUEDO YO, MÁS DIGNO QUE LOS INDIGNOS, LLEGAR ALLÍ?!


miércoles, 30 de marzo de 2011

Ich v/s Über-ich


...Ich v/s über-ich...


“Vanity, definitively my favourite sin”


-The devil’s lawyer


Lo extraño.


Sus caricias, sus abrazos... sus besos. Sí, definitivamente eso es lo que más extraño, la forma en la que su alma parecía desbordar y transmitirse –y transmutarse- a la mía...


La realidad me saca de mis recuerdos... Estoy sola. No porque no tenga con quien estar, es más, estoy rodeada de personas ahora mismo. Pero no es lo mismo. No son el mismo...


¿Por qué es tan difícil olvidar a una persona?


No lo sé... Ni me interesa. En este momento, me siento feliz. En este aquí y ahora, somos tú y yo. Un nuevo . Quizás no el que debería ser. Pero eso no importa. Ahora hay algo que me ayuda a olvidar... a reemplazar esos besos por otros... ¿está eso bien...?