domingo, 29 de noviembre de 2009

Degeneración...


“Evidentemente, la moralidad no es algo

que los vampiros puedan tomarse a la ligera”

Manual Básico, 3ª Edicion

“La mascarada”

Sí... puedo sentirlo... lo veo venir... ¿No lo notas? ¡¿ES QUE ACASO NO LO VES!?

No... ¿Cómo podrías...? Tan insignificante como siempre... ¿¡Y así te haces llamar mi MADRE!? Dime, ¿Qué diablos HEREDÉ de ti? ¿Tu pasión obsesivo/compulsiva? ¿Tus irrefrenables deseos de herir al prójimo? ¿¡Crees entonces que debería estarte agradecido por algo!?

A diferencia de ti yo SÍ soy consciente de mi monstruosidad interior... Yo SÍ trato de combatirla... Intento, pese a todo, no dejarme llevar por mis más BAJOS IMPULSOS... No saltar sobre ti, DESTROZAR tu rostro con mis UÑAS, no con GARRAS... eso sería demasiado bueno para ti... No dejar que mi SED me embargue... No CLAVAR todos y cada uno de mis DIENTES, y en lugar de perforar, RASGAR TUS TEJIDOS poco a poco, con fuerza y presteza... Sin la menor delicadeza... Sin la menor vacilación...

Y al humillación final... Porque JAMÁS me rebajaría a beber de una sangre nada conspicua, y amarga...

Y Si hay alguien más a quien le he deseado agredir, comparado contigo, sólo hay un ser que se me hace igual de repulsivo... sobre todo, porque no puedo dejar de amarlas... a ninguna de ustedes...

Pero si puedo hacerlas dejar de respirar...

Yo, no soy un vampiro. Pero si encontré algo peor que ello en el interior de mi ser. Y debo admitir que es, en parte, merito suyo...

Y si viven ahora, es por capricho mío... Y si han de perecer algún día... será también capricho mío... Porque no concederé a nadie, mortal, inmortal o deidad, ese, mi propio placer y privilegio...

Las voy a observar una vez más entonces... Con la misma pasión con la que miraba a una... Con el mismo cariño que le mostraba a la otra... Y entonces, en mis ojos, lo único que podrán ver, será odio... Un rencor más allá de todo lo imaginable.

Porque me mantienen atado a la vida... Porque me mantienen atado a la muerte...

Porque ustedes, ambas, son la fuente de mi degeneración...

domingo, 15 de noviembre de 2009

Endlessly

“I’m Alive, I’m Alive, oh yeah
Between the good and bad is where you’ll find me,
Reaching for heaven.”

I’m Alive – Becca

All this time… I’ve been listening to your lies many years now… You don’t really know who I am…

All you wanted is now in front of you. And what did you get? What did I get!?!

Nothing!

You think you can see people thought… You think you can see their souls… But you can only watch yourself… look inside your own emptiness…

I still remember that day… when you decided to come into my life… when you forced yourself to believe that you felt something for me…

“You want something different, don’t you?” that’s what you said, dancing around me, like a ten-year-olded funny girl… “You want to be able to feel different… to not feel at all…”

That’s how I fell into your trap…

But not any more…

I’m stronger now… I think I can stand myself… and my own feelings…

-Hey! Are you ready? We are leaving!... Were you just talking to the mirrow?

-It doesn’t matter. Let’s go.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Camp fire

Las hermosas hebras de plata se volvían uno con las largas lenguas carmesí, que recorrían, sin pudor alguno, toda la extensión del precioso metal luminoso. La luna, por su parte, se regocijaba ante la intimidad de sus hijos, que tan ansiosos jugaban con las muchachas del fuego.

Luz de luna contra las llamas, eso era lo que la pareja –diminuta para el gran astro y el insaciable abrasador- observaba maravillada. Llevaban horas haciéndolo, y quizás también podrían continuar así otras tantas. El juego de matices era, por decir lo menos, cautivador.

Pero había algo más aparte de la alegre fogata. De la hermosa Luna Llena. Del silencioso bosque de pinos. Del tranquilizador fluir del arroyo cercano. Del insinuador susurrar del viento. Había algo que los atraía más que cualquiera de esas cosas.

Para ella, eran sus ojos. Para él, su sonrisa.

Era la primera vez que acampaban juntos. Si bien, no estaban completamente solos, se las habían arreglado para tener un momento de intimidad.

Ni una sola palabra había surgido de sus labios. Pero ambos sabían lo que el otro quería decir. Ambos querían actuar de la misma manera, pero algo los retenía. Y por eso observaban el fuego. Como las llamas jugaban sin vergüenzas.

No se habían dado cuenta, pero se estaban acercando el uno al otro lentamente. Quizás no repararon en ello sino hasta que se hallaron en un cálido abrazo.

Entonces, ya nada importaba. Toda la vida calló de repente. Observando. Sonriendo. Dejándose llevar por aquellas suaves caricias, como si fuesen uno con los jóvenes.

Él dejaba caer su mano lentamente por el cabello de ella, una y otra vez. Delicadamente. Temiendo quebrarla. Añorando amarla.

Ella, ensimismada en sus brazos. Soñando con estar más cerca. Queriendo sentir. Queriendo traspasar el límite que no había logrado superar.

Y, sin decir una palabra, acordaron trasponerlo. Se acercaron lentamente, entrecerrando los ojos, y dejaron que los latidos del otro guiaran sus labios.

Fue un segundo eterno el que dedicaron a aquel primer contacto. Pero no más que eso. Luego, sin que pudiesen evitarlo, dejaron que sus lenguas jugaran juntas. Que se acariciaran. Que buscaran algo en lo más recóndito de la otra. Que se fundieran en una sola, como lo hacían la luz y las llamas.

Un minuto eterno. Un recuerdo inquebrantable. Y una fogata, que arderá para siempre, al interior de sus corazones.

martes, 3 de noviembre de 2009

Sonrisa

“Fac ut ardeat cor meum”

Sé que lo sabes, porque lo veo en tus ojos. Está allí, grabado a fuego en tus pupilas. Como lo está en mi alma. Una gran marca brillante. Atrallente. Deseosa de ser escuchada.

De aquellas luces de neón nacen. Todos y cada uno de ellos.

El yo que sueña con estar a tu lado, tenerte entre mis brazos.

El yo que daría todo por sentir latir tu corazón contra el mío. Y saber que ambos laten por causa del otro.

El yo que desea que tus besos duren toda la vida.

Y el yo que muere por ver tu sonrisa.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Microcuento III:

Pero yo soy mejor que el fénix. Yo puedo renacer antes incluso de ser muerto...