viernes, 8 de mayo de 2009

Diario de un moribundo IV:

Lunes 06 / 10 / 08; 17:56hrs:

Me encuentro en uno de los momentos más caóticos de mi vida. Irónicamente, es también uno de los más felices que he tenido nunca.el momento preciso,

Muchas cosas han pasado, pero solo dos me han marcado, si, bien digo, marcado. Luego de esto, estoy seguro que no volvere a ser como era antes.

La primera y de momento más importante es que finalmente lo logre, no puede decirse que “me arme de valor” pero si requirió cierto esfuerzo. Pero fue algo que he de agradecer al karma. Se dio justo en el momento preciso, una instancia en la que, con la excusa de contarle un secreto de alguien del condominio donde vivimos, le dije lo que en realidad ha rondado por mi mente durante todos estos días.

No quise o no pude quedarme a ver la reacción. Me fui, simulando una tranquilidad de la que en realidad carecía en ese momento. No me fui para hacer el momento más tenso. Me fui porque mi alma o soportaría una negativa, no una segunda vez. Mi exterior será muy fuerte y de postura firme, pero es una coraza, una concha que protege mi frágil interior.

Aún recuerdo la última vez que osé dar un paso fuera de esta. La respuesta fue un tajante y frío no que dejo mi alma desparramada por el piso, sin posibilidad alguna de consuelo. Todo lo que quedo fue ira, no contra la persona que me había rechasado, sino contra mi propio ser. Me maldije por semanas enteras. Cuando por fin me recupere, me juré que nunca volvería a arriesgarme de manera tan estúpida, y mucho menos por “amor”.

No fui capaz de sobreponerme a mi mismo, y me aleje. No corrí, porque ello me habría significado un punto en contra si se ve desde fuera. Me aleje con toda la dignidad y compostura que pude, para luego dejar que la desolación carcomiese mi alma en la tranquilidad impenetrable de mi lecho.

Aun así, no me arrepiento. Me alegra el hecho de que esta pequeña movida de piezas, me permita disfrutar de cuatro dias de gozo, si, de gozo, porque la incertidumbre siempre alberga un dejo de esperanza. Prefiero disfrutar este tiempo de duda que dejar caer mis esperanzas al mismo instante.

Ahora veo su cara donde quiera que mire, el pizarrón del colegio, mis cuadernos, inclusive en la pantalla misma del computador desde el cual grabo mis anotaciones a fin de tener un lugar desde donde recordar que alguna vez tuve alma y fui humano… Veo su rostro sonriente, tal y como lo vi minutos antes de que le susurrara yo aquellas palabras, antes de voltearme y quedar sumido en la duda. Aquellas palabras, simples, básicas, pero que no fueron escogidas al azar y que contienen en muy pocas silabas aquello que mi corazón guarda bajo siete llaves en un espacio más grande que mi residencia… -Te quiero…-

Así es como terminé en este gran embrollo, en esta burbuja de felicidad de la que no saldré sino hasta dentro de unos días más tarde. Espero que esto me de la fuerza suficiente para afrontar cara a cara lo que me depara aquel ente, ya sea un si o un no, que sea yo capaz de sobrellevar la respuesta sin que pierda de una vez por todas, aquel nexo, pequeño que me mantiene unido a esta especie.

No es que yo no tenga emociones, es que para mi son superficiales. Son muy pocas las que utilizo y son dos las que dejo entrever, y entre ellas, el amor y aprecio no figura. Tengo dos opciones, luego de recibir mí ultimátum, en el mejor de los casos, tendré que demostrar mi afecto y sería para mí un momento de dicha que se mantendría a salvo en mi memoria hasta el fin de mis días. O dejar de lado totalmente aquel deseo innato del ser humano y resignarme a lo que debo hacer, vivir la vida pensando solo en el mañana y olvidar el futuro. Quedando atrapado en la pregunta…

¿Y luego qué?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es excelente...como ia lo dije me iegan demasiadoo tus escritos y x eso m intereso tanto en ti y en lo k escribes!!!simplemente siento la necesidad de saber mas de ti y conocerte algun dia!
Besos y Saludos!
Konaza!