viernes, 2 de octubre de 2009

Inspiración

Heme aquí, sentado sobre una triste pieza de madera sin labrar… con una deauda para con la vida, empujando sobre mis hombros, hundiéndome…

El papel es lo único que denota algún tipo de gaste, quizás más de lo que podría afrontar. Una pluma de ganso, obtenida de manera poco loable. La tinta, no más que restos dejados por los más acaudalados. ¡Pobres, que no saben aprovechar las cosas hasta las últimas consecuencias! ¡Botellas completas arrojadas por no ser de las más caras!

¡Lo importante no es el material, sino el alma misma que uno implanta en el papel!

Las palabras tienen vida propia, influyendo en nuestras vidas tanto o más que las personas mismas.

Y aún así, sigo aquí, esperando tranquilamente mi momento. Esperando que la genialidad gotee sobre mí, desde los inagotables copones intelectuales de los grandes literatos… Soñando con poder leer algún día mi nombre en uno de esos ejemplares empastados.

No faltan pues las veces en las que uno siente como la roca de ingenio golpea tu rostro, desfigurándote, dejándote fuera de combate hasta coger la pluma y dejar fluir aquella corriente desbordante de sensaciones, la cascada de emociones. Visiones de experiencias inexistentes. Recuerdos de lugares imaginarios.

¿Quién dice que el elije el texto? ¡Es la idea la que lo escoge a uno! Ese ímpetu por crear mundos nuevos y alucinantes, con el mero afán de destruirlos, para reconstruirlos luego frente a los ojos de un lector apasionado.

¿Cuál es la obsesión, la ambición, que persigue la pluma en manos del Creador? ¿Será acaso el deseo de fama y fortuna? No… De seguro es algo más…

¿Es acaso la necesidad del ser humano de liberarse de si mismo de vez en cuando, lo que le lleva a recrearse cada vez frente a diferentes personajes de ficción?

¿O es que acaso “ficción” es en realidad este mismo término, y lo que leemos es nuestra realidad ás profunda?

Puede que no sea más que la forma de ganarse la vida de aquellos que poseen el don, y sin embargo, lo importante de ellos es que en cuanto publican, realizan el acto de caridad por excelencia; Entregan una parte de su vida… Regalan un universo completo, contenido en un pequeño rectángulo tridimensional… Pero para mí es una forma inequívoca de hallarme a mí mismo… Una forma de tenerlos a ambos, externo e interno, falso y verdadero, unidos en uno sólo.

Y ya que me he quedado sin tinta, sólo os digo: Jamás olvidéis lo más importante...

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